¿Os ha ocurrido alguna vez que alguna persona se cruza en vuestro camino y, de repente, sentís que os cambia la vida? Nosotros, en Arcadia, nos consideramos sumamente afortunados porque el universo, el destino, la vida… (que cada uno lo llame como lo sienta) de vez en cuando nos regala un ángel… o un hada, para que nos acompañe y el camino sea más maravilloso.
Y voy a hablaros de una de esas personas que no sabes cómo ni por qué, ha aparecido: Jose y sus Hadas Perrunas. Tenemos la certeza de que haremos grandes pequeñas cosas y sentimos que ha supuesto un punto de inflexión en nuestro proyecto… es decir, en nuestra vida.
Para poneros en antecedentes sólo apuntaré que septiembre de 2017 supuso un antes y un después en nuestras vidas, ya que abandonamos nuestro anterior trabajo para dedicarnos en cuerpo y alma a Arcadia.
Esta nueva dedicación exclusiva nos va a permitir iniciar todos los proyectos que hasta ahora eran sueños. Pero… ¿por dónde empezar? Experiencia de campo tenemos, pero… ¿por dónde seguimos? ¿Cómo aunar los principios y metas de la asociación con los criterios de viabilidad como requisito indispensable para garantizar el futuro?
Hoy caminamos juntos. Su vitalidad, su energía, su corazón, su conciencia, su amor por los animales y lucha por sus derechos, su integridad… han sido el aliento, el apoyo para iniciar esta nueva andadura. Y el futuro se presenta lleno de esperanza, de ilusión, de confianza.
Desde el primer momento, Jose y sus Hadas Perrunas son parte de Arcadia. Gracias a ella nuestras experiencias y nuestra vida, nuestros proyectos y nuestros sueños, viajan más allá de esta montaña. Y, gracias a ella, hoy nos estáis leyendo.
Jose… Gracias por ser el hada perruna de Arcadia.